17 de abril de 2012

Otro fútbol, otra vida.

Otra vez el fútbol se ha teñido de negro. Negro luto.

Italia nos llamó la atención durante la tarde del Sábado y es que uno de los nuestros, un aficionado más, un jugador de nivel, pero ante todo un chico como tú y como yo, nos dejaba. Un chico al que la vida no dejó de golpear hasta el sábado. 


Piermario Morosini se dejó la vida en el verde del Stadio Adriatico cuando su Livorno rendía visita al atrevido Pescara del mítico Zdeněk Zeman. Cuando el partido sorpresivamente avanzada con la victoria 0-2 de los Amaranto, el cuerpo del centrocampista de Bérgamo cayó al suelo para siempre por culpa de un ataque al corazón.

La onda expansiva sacudió al mundo del fútbol por todos los rincones del planeta. Desde la respetuosa suspensión al completo de la actividad deportiva en Italia hasta las muestra de afecto y respeto por todos los estadios del mundo en ese fin de semana. Y es que por desgracia, estamos acostumbrándonos a algo muy preocupante.

Ya son varias las historias con el mismo trágico final y lo peor de todo es que se van sumando nombres a la lista con una brevedad demasiado preocupante. Tras todos estos shocks vienen los proclamaciones de los clubes anunciando nuevas medidas para paliar el problema o la capacidad de ser atendidos con la mayor brevedad posible, pero el sábado pudimos comprobar que no siempre están seguros los jugadores.

La culpa no solo es de la mala accesibilidad a los estadios para los servicios de urgencias o los medios precarios para la atención cardíaca, sino que con el paso del tiempo estamos siendo más conscientes de que el deporte de alto nivel es todo lo que queramos menos saludable.

Tras este nuevo suceso triste debemos esperar que de una vez por todas, tanto los medios federativos como las federaciones internacionales acuerden nuevos métodos de intervención con mayor premura, evitando los 15 minutos vitales que no aguantó Piermario.

Como contrapunto y para acabar con un mejor sabor de boca sobre todo lo anterior, tenemos al capitán de Udinese y capocannonieri de los dos últimos escudettos. Antonio di Natale ha hecho un comunicado al resto del fútbol italiano.

«El fútbol es bello, es un deporte importante, pero también la salud debe ser salvaguardada. Lo estoy diciendo desde hace tiempo y lo he hablado con nuestros médicos. Tengo 34 años y ya el año pasado pensaba, medio en broma y medio en serio, retirarme porque uno no logra reposarse».

 Además de dicho comunicado ha dejado bien claro que no permitirá que la hermana discapacitada del malogrado jugador no se quedará sola.
"Mario era como un hermano para mí. Le apreciaba de una forma especial, por todo lo que había sufrido y porque era un chico estupendo. Su hermana lo era todo para él, por eso he pedido a todos los capitanes de la Serie A y la B que ayuden a la muchacha", 

Por último hemos sabido que Udinese, club de Toto Di Natale y al cual pertenecía la licencia federativa de Piermario Morosini, se hará cargo junto con el capitán de los gastos de por vida en el cuidado de la hermana del chico .

Hasta siempre Morosini.



La gambeta de Diego // Jesús Verdugo
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